Comprometidos con la biodiversidad

La Estación Biológica de Torretes, desde sus inicios, asumió el compromiso de conservar la biodiversidad ligada al paisaje agroforestal mediterráneo en mosaico con los cultivos tradicionales adyacentes. Llevamos a cabo diversas acciones sencillas que a fecha de hoy han mostrado su eficacia como:

Pequeños humedales

La escasez de recursos hídricos en el sureste ibérico hace que los puntos de agua tengan un valor estratégico para la biodiversidad, por ello mediante la captación y almacenamiento de aguas pluviales de escorrentía en pequeñas acequias, un aljibe, pozas y estanques se diversifican mucho los microhabitats que sirven de refugio para anfibios, insectos acuáticos y en general para toda la fauna.

 

Los caudales captados hasta la fecha son insuficientes para mantener todo el riego de las colecciones botánicas, por esto el agua de lluvia recolectada es utilizada exclusivamente para la mejora ambiental. Una mayor captación de pluviales, reciclado de aguas grises y prospección de agua subterránea se contemplan como soluciones futuras para conseguir ser autosuficientes en este recurso.

Árboles caducifolios y frondosas

En nuestras condiciones climáticas los caducifolios son escasos, se refugian en las umbrías y barrancos y deben ser protegidos. Uno de los árboles de hoja caduca más emblemático de Alicante y Valencia es el fresno de flor (Fraxinus ornus), un fresno de óptimo mediterráneo que en la península es exclusivo de nuestro territorio. Además los arces (Acer granatensis), quejigos (Quercus faginea), avellanos (Corylus hispanica), y espejones (Sorbus aria), pueden también formar parte de estos bosquetes caducifolios.

 

Con un poco más de humedad en el suelo ya es posible mantener caducifolios riparios como sauces (Salix atrocinerea, S. triandra), chopos (Populus nigra), olmos (Ulmus minor), etc. y los elementos propios de la orla espinosa como el endrino (Prunus spinosa), escaramujos (Rosa canina), cerezo de Santa Lucía (Prunus mahaleb), madreselva (Lonicera implexa), etc. En nuestra estrategia de mejora ambiental además del mantenimiento de esta vegetación está la reforestación de estas especies en los barrancos y umbrías favorables.

Fraxinus

Cultivos de secano

El mantenimiento de los cultivos tradicionales, tanto de secano (almendro, olivos, vid, cereales) como los pequeños regadíos y barrancos con mayor humedad que mantienen algunos frutales y nogueras. Se ha mantenido una parte del arbolado viejo, troncos, tocones y maderas muertas, etc., que favorecen el establecimiento de insectos saproxílicos y de algunos vertebrados.

 

También se ha promovido la conservación y promoción de especies aromáticas y melíferas para asegurar el mantenimiento de insectos polinizadores.

Flora arvense

Las plantas que a veces denominamos malas hierbas, tienen un gran papel dentro de nuestra biodiversidad y solo en los cultivos cerealistas ibéricos hay más de 500 especies arvenses, incluso algunas endémicas como Linaria hirta, Diplotaxis virgata o Sisymbrium crassifolium. También son frecuentes los arqueófitos, plantas introducidas con los cereales cultivados hace milenios y que forman parte de nuestra flora espontánea, un buen ejemplo son Gypsophila pilosa o Nigella papillosa subsp. papillosa, ambas son abundantes en Torretes.

Los agroecosistemas tradicionales están sujetos a relaciones ecológicas complejas y la disminución drástica de las malas hierbas reduce la diversidad animal en invertebrados y en las aves granívoras (perdiz, codorniz, sisón, ortega, abutarda, etc.). Las plantas arvenses de los secanos alicantinos superan el centenar de especies y mantener los cultivos tradicionales dentro de las zonas protegidas puede contribuir a su conservación.

Flora arvense
Cerezas

Plantas productoras de frutos

Muchos de los árboles y arbustos caducifolios son productores de frutos carnosos y son vitales en el otoño para la supervivencia de las aves y mamíferos. También algunas especies de hoja perenne son frutales, entre ellos el más productivo en Torretes es el madroño (Arbutus unedo).

 

Esta vegetación diversifica los hábitats y permite el acceso de animales más exigentes en alimento, sombra o humedad. Junto con los frutales silvestres, también se han priorizado razas rústicas de variedades cultivadas antiguas o desaparecidas como el serbal (Sorbus domestica) o el acerolo (Crataegus azarolus).

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